sábado, 12 de marzo de 2016

12 de marzo: San Luis Orione, el burrito de la Divina Providencia

Luigi Orione, Don Orione o San Luis Orione (Pontecurone, Italia, 23 de junio de 1872 – San Remo, 12 de marzo de 1940) fue un sacerdote católico italiano, fundador de la congregación religiosa "Pequeña Obra de la Divina Providencia” (conocida como Obra Don Orione). 
Su carácter humilde se puede dejar entrever en miles de anécdotas como esta...

 Burrito de Dios
Hubo un terremoto en Avezzano donde hubieron varias víctimas. Entre ellos se hallaba un muchacho de 13 años, quien halló asilo en un colegio. Pero al año se fugó por tres días hasta ser encontrado por la policía. Fue enviado a lo de su abuela, pero ésta, al no poder mantenerlo, le rogó a Don Orione que lo recibiera en alguno de sus institutos. Él accedió al pedido de la abuela y le dijo que lo iría a recoger a la estación de tren.
En la estación, el muchacho vio a un sacerdote de aspecto sencillo, y, creyendo que era un enviado de Don Orione, lo recibió de malhumor y aún le dejó que llevara su equipaje al tren. Don Orione le dijo que tendrían que viajar toda la noche y parte del día siguiente... Con el propósito de ganarse la voluntad de aquel muchacho displicente, le preguntó:
-¿Tienes algo que leer para entretenerte durante el viaje?
-No –respondió el muchacho.
-¿Quieres que te traiga algún diario?
-Bueno.
-¿Cuál prefieres?
-El Avanti.
A pesar del tono provocativo, y sabiendo que El Avanti era un periódico anticlerical, Don Orione descendió, sin decir palabra, y compró un ejemplar de esta entidad socialista. El joven, al ver que en verdad le estaba trayendo un ejemplar, un tanto desconcertado, preguntó:
-¿Por qué no vino el P.Orione?
- Yo soy el P.Orione. Perdóname que no me haya presentado antes –le respondió amablemente.
Todo confundido, el joven ocultó el periódico y tartamudeó una excusa por haberle pedido Avanti y permitido que le cargara las valijas.
- Es para mí una felicidad llevar las valijas de los niños impertinentes –dijo Don Orione, sonriendo con rostro amable.
Al ver el impacto provocado en el rostro de aquel muchacho, añadió significativamente:
- Es para mí un gusto llevar valijas como un burrito. Mi verdadera vocación –es un secreto que quiero confiarte- sería poder vivir como un verdadero burrito de Dios, como un auténtico burrito de la Divina Providencia.

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