domingo, 25 de octubre de 2015

MEDITACIÓN: María Etelvina Giménez. GRACIAS DIOS

Soñé que me había ido al cielo y un ángel me estaba haciendo el tour de bienvenida.
Entramos juntos a una oficina llena de ángeles.

Mi guía se paró frente a la primera sección y dijo:
“Esta es la Mesa de Entradas Aquí se reciben todos los pedidos que, se le hacen a Dios cuando la humanidad reza”.
Miré a mi alrededor y ví a muchísimos ángeles ordenando en enormes hojas los millones de pedidos que llegaban de todo el mundo.

Seguimos por un pasillo largo hasta llegar a la segunda sección. Allí el Ángel me dijo:

“Ésta es la sección de empaque y envíos (en la jerga de las empresas expedición). Aquí se procesan y envían todas las gracias y bendiciones pedidas por los seres humanos”.
Una vez más me encontré una oficina llena de ángeles trabajando a toda máquina.
Por ultimo, al final del pasillo llegamos a la puerta de una sección minúscula donde sólo había un ángel que no tenía demasiado que hacer.

“Ésta”, me dijo el Ángel guía, “es la oficina de agradecimientos”.
Parecía avergonzado cuando pregunté porque en esta oficina había tan poco trabajo.
“Es, ¡tan triste!” me dijo: “una vez que la gente recibe sus gracias y bendiciones son muy pocos los que agradecen”.
Al toque le pregunté como se agradecían o reconocían las bendiciones. A lo que el Ángel respondió:


“Es muy simple, se dice: gracias Dios mío”.
Repregunté: ¿Cuales son las bendiciones que se deben agradecer?

A lo que el Ángel respondió:

“También es muy simple:
“Si tenés comida en la heladera, ropa para ponerte, un techo para guarecerte y un lugar donde dormir, sos mas rico que el 75% de la humanidad.
“Si tenés plata en el banco o en la billetera y cambio suelto en un platito, estás entre el 8 % más rico.
“Si recibiste este correo en tu propio computador  sos parte del 1% que tiene esa oportunidad.
“Si te despertaste en la mañana más sano que enfermo, tienes la bendición de no estar entre los que mueren cada día.
“Si nunca experimentaste el miedo en una batalla, la soledad de la cárcel, la agonía de la tortura, las punzadas del hambre estás mejor que 700 millones de personas en el mundo.

“Si podés ir a la iglesia sin temor a ser denostado o apresado, eres la envidia y estás más bendito que tres mil millones de personas que no pueden hacerlo.

“Si tus padres siguen vivos y unidos sos un caso raro.

“Si puedes mantener la cabeza erguida y sonreír, no sos una persona común y para los miles que circulan llenos de dudas y desesperanzados, sos casi único”.


“Gracias Dios mío por permitirme compartir este mensaje y darme la bendición de tener tanta gente que pueda compartirlo”.
  
Mil gracias María Etelvina Giménez. Es lo que yo siempre pido. ¡AGRADECER! Si se puede antes que conceda el pedido. 

1 comentario:

  1. Gracias Elsa, una vez mas.! Realmente aprendi agradecer en todo momento y circunstancias...!!!!!!!!!
    ETEL

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