martes, 20 de enero de 2015

COMPARTIENDO: María del Carmen Latorre. MENCIÓN DE HONOR

Date: Sun, 11 Jan 2015 13:30:59 -0800
> From: iclatinoamericano@yahoo.com.ar
> Subject: Instituto cultural- su obra premiada en Concurso PALABRAS SIN FRONTERAS
> To: mariadelcarmen42@hotmail.com
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> XLV CONCURSO INTERNACIONAL DE POESIA Y NARRATIVA
> “Palabras sin fronteras 2015”
>
> Estimado escritor/a:…MARIA DEL CARMEN LATORRE
>
> El Instituto Cultural Latinoamericano se enorgullece en comunicarle que sus obras: …………"ANÉCDOTA DE UN VIAJE EN SUBTE"...
> Han sido galardonadas en nuestro XLV Concurso Internacional de Poesía y Narrativa “Palabras sin fronteras 2015”, obteniendo “MENCIÓN DE HONOR”, en el género: NARRATIVA
> Uno de nuestros principales objetivos es hacer realidad el sueño de muchos escritores que es editar sus obras, es por eso que lo invitamos a integrar nuestra Antología “Palabras sin fronteras 2015” ya que por la calidad de sus obras ha sido seleccionado entre …741… participantes haciendo un total de …2.268… trabajos.

Excelente María del Carmen. Felicitaciones por tu logro.

1 comentario:


  1. ANECDOTAS DE UN VIAJE EN SUBTE

    Una mañana calurosa de diciembre llegamos a Buenos Aires, junto con dos amigas, desde la Terminal de Retiro y luego de pasar entre aglomeraciones de vendedores ambulantes, fuimos a tomar el Subte.
    Nos esperaba una larga cola para sacar la tarjeta que en otros tiempos fue un cospel.
    La gente protestaba, porque estaba habilitada una sola ventanilla: la incomodidad de los chicos, los bolsos, el calor.
    Por fin subimos al coche. Tratamos de acomodarnos, amontonadas, porque había mucha gente en todos los vagones, a pesar de que allí comenzaba el recorrido.
    De pronto se escucharon voces que gritaban. Una señora anciana lloraba porque le habían robado su cartera. Allí tenía solo sus documentos, nada de dinero.
    Las fotos de sus hijos y la de su marido que había fallecido.
    Recuerdos, sollozaba, que eran sus “tesoros”.
    En el alboroto que siguió, todos vieron la ocasión de sacar sus bajos instintos.
    Unos muchachos, aprovechando la confusión, les arrebataron las billeteras a señores que estaban distraídos, atentos a los lamentos de la anciana.
    También hubo quienes “tocaron” por aquí y por allí a cuanta mujer tenían cerca.
    Sonaron cachetadas, personas que gritaban, otros que insultaban y trataban de agarrar a los bandidos haciendo justicia por mano propia.
    Paró el subte en la estación 9 de Julio. Allí fue el desbande de la gente, que se perdió entre los laberintos de andenes, escaleras y pasillos sucios y malolientes, por donde se esfumaron los chorros y los atrevidos.
    Por supuesto, no aparecieron ni guardas, ni seguridad, ni nadie con autoridad que pudiera intervenir y calmar los ánimos.
    Bajamos también nosotras porque teníamos que hacer la combinación con otra línea.
    Esta vez, el subte llegó enseguida, con menos gente y con otra sorpresa…
    Un muchacho joven sacó un montón de papeles de su mochila de tela vaquera descolorida, y con una elegancia especial, muy atento y gentil, comenzó a repartir a cada pasajero fotocopias de poesías, algunas de poetas conocidos y otras de su autoría.
    Una señora mayor, sencilla y coqueta, comenzó a recitarlas con voz cálida y sensual. El vagón se llenó de imágenes, de palabras y de susurros.
    Luego una nena de 8 ó 10 añitos pasó pidiendo una monedita, con una gorra.
    Quienes escuchábamos, en la improvisada platea, reaccionamos de diferentes maneras: algunos atentos y generosos le dimos monedas, caramelos o sonrisas de agradecimiento.
    Otros que dormían, ni se enteraron. También estaban los indiferentes que, encerrados en sus problemas, los ignoraron.
    Norma y Ofelia, mis amigas y yo viajábamos desde Rosario a la Capital, para participar de un Café Literario.
    ¿Coincidencia? Alegre gozo interior, anticipo de nuestro encuentro poético.
    Por fin llegamos a la estación Callao, donde debíamos bajar.
    Nos quedamos extasiadas mirando los murales, con sus juegos de formas, líneas y colores. También hay verdadero arte bajo la tierra, es un momento de cultura, gratuito y al alcance de todo el que pase por allí, aunque muchas veces pasamos apurados, sin verlo.
    Nos llevamos así un grato recuerdo, que compensó el padecimiento vivido al comienzo de este viaje.


    MARIA DEL CARMEN LATORRE

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