miércoles, 14 de agosto de 2013

POEMA, Néstor Barbarito, BAUTISMO


Quisiste, ¡oh Dios!, soplar tu Aliento;

infundir a esta envoltura

de muerte que me alberga,

una chispa del Sol de rutilante aurora.



Manantial de eternidad

brotó de tu materno vientre

y anidó en mi entraña.

Corre por mis venas como la corriente

cantarina y fresca  baja la montaña.



Alma y cuerpo enteros, mi persona toda,

es  placenta que celosa

alberga y alimenta

el tesoro inefable de tus dones.



Lo siente y vibra mi carne y mi sangre

-barro dolorido-

como el cauce siente

la dulce caricia y ama la corriente.



Y, cual  la yerma roca se goza

en su quieta razón de ser lecho,

se exalta mi entraña en su inquieta

y gozosa razón de ser nido.

                      Néstor Barbarito

Gracias Néstor. Hermoso tu poema. Bendiciones

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