martes, 20 de agosto de 2013

19 DE AGOSTO: PADRE MARIO PANTALEO


José Mario Pantaleo era hijo del empresario Enrico Pantaleo y de Ida Melani. La mayor parte de la fortuna de la familia se perdió durante la Primera Guerra Mundial.
Los Pantaleo venden su casa a la Orden de Clarisas de Clausura y en febrero de 1927 Mario y su familia emigran a la Argentina y se establecen en la ciudad de Alta Gracia, provincia de Córdoba en donde el hermano de Enrico tenía negocios. El pequeño Mario es internado como pupilo en un instituto salesiano y cuando Enrico no logra tener éxito en sus emprendimientos comerciales retorna a Italia en 1931 con toda su familia excepto el pequeño Mario que fue dejado a cargo de los salesianos. Desde entonces no volvería a ver a sus padres ni a sus hermanos Andrés, Inés y Salvador.
Los hermanos salesianos al no recibir noticias de su familia se contactan con el consulado italiano, siendo su tía Rubina quien se hace cargo de él. Mario retorna a Italia por barco viajando solo.
Ni bien llega su tía lo interna en un seminario en Arezzo y más tarde fue trasladado al seminario de Viterbo y Salerno.
En esa época conoce al padre Pío de Pietrelcina el cual se convierte en su confesor y entre ellos nace una relación fraternal.
El 3 de diciembre de 1944 Pantaleo finaliza sus estudios en el seminario de Matera y el 8 del mismo mes da su primera misa también en Matera.
En 1946 sin destino fijo y teniendo en cuenta el pedido que el obispo Antonio Caggiano hiciera al papa por sacerdotes para Argentina, Pantaleo visita al padre Pío en busca de consejo. Padre Pío lo alentó diciéndole: "Ve, hijo mío, estás en tu camino... Tú también has sido elegido para una singular misión... Adiós, hijo, adiós".
Pantaleo regresa a Argentina el 4 de marzo de 1948 en donde pasó el resto de su vida.
Su primer destino fue la iglesia de San Pedro en Casilda, fue designado capellán del Hospital Provincial de Rosario y luego fue trasladado a Rufino.
Fue como capellán del hospital de Rosario que el padre Mario conoce a tres personas que serán muy importantes en su vida: Juan Lo Celso, director del hospital, el joven médico Escalante de Larrechea y Perla Garaveli, a la que curaría y que se convertiría en su principal ayudante y que hoy está a cargo de la obra del padre Mario.

Milagros y Vida en González Catán
En 1958 Padre Mario decide viajar a Buenos Aires para estudiar filosofía, una vieja pasión de toda la vida. Él escribió al obispo Caggiano pidiéndole ser transferido y luego que su transferencia fue aceptada fue puesto a cargo del Hospital Ferroviario. Fue en éste momento en el que Pantaleo comenzó a ser conocido como cura sanador, atendiendo a un número creciente de personas en su pequeño departamento de Floresta.
De tanto andar, en el padre Mario comienza a surgir la idea de adquirir un terreno en González Catán y afincarse allí, pero antes quería ser autorizado a dar misa en el lugar. La fama de cura sanador que se había ganado hizo que las autoridades eclesiásticas fuesen renuentes a darle una capilla en el lugar.
Durante nueve años, además de su trabajo en el Hospital Ferroviario y como sacerdote asistente de la Iglesia Nuestra Señora del Pilar, Mario Pantaleo dormía en un baño del subsuelo del Hospital Santojanni, donde había logrado ser asistente del capellán.
Ricos y pobres siguieron visitando al padre Mario para buscar sanación. Personajes como el historiador Félix Luna, el escritor Ernesto Sabato, la empresaria Amalia Fortabat, ex-presidentes como Carlos Menem y Arturo Frondizi, y el dictador Jorge Rafael Videla, entre muchos otros personajes famosos.
El padre Mario atribuia las milagrosas curas a Dios y el se definía sólo como la "guitarra" siendo Dios el "guitarrero".
En 1972 coloca la piedra fundamental de la Iglesia Cristo Caminante que se inaugura tres años más tarde, luego viene la construcción de la Guardería, el Jardín de Infantes, la Escuela Primaria y Secundaria, la Escuela para Discapacitados, el Polideportivo, el Centro de Atención a Mayores, la Panadería, el Centro de Capacitación Laboral, entre otros.
Su último milagro en vida fue hecho en el Hospital Ferroviario en donde pasó los últimos días de su vida. Acostado en su cama el padre Mario bendijo varias veces a su compañera de cuarto la jovencita estadounidense Amanda Salas de 16 años de edad, que estaba cuadripléjica y con respirador artificial. Un par de años después, en San Diego (California), Amanda pudo levantarse de su silla de ruedas.1
El 19 de agosto de 1992, a pocos días de haber celebrado sus 77 años, muere en la Ciudad de Buenos Aires. Los días que dura su velatorio en su querido González Catán más de quince mil personas pasan doloridas frente a la capilla ardiente.
Los milagros del padre Pantaleo siguieron después de muerto. El caso más espectacular es del Sr. Mario Sancho que luego de un ACV quedó hemiplégico. El 19 de agosto de 2002 —al cumplirse los diez años del fallecimiento del padre Pantaleo— el Sr. Sancho salió de su hogar con la intención de suicidarse. Cuando se encontraba en la calle, un hombre regordete y bajito, al que luego reconocería como Pantaleo, sale a su encuentro y le toca el rostro y en ese mismo instante el Sr. Sancho comienza a caminar con toda normalidad.2



Qué triste y hermosa historia la del Padre Mario Pantaleo. Me encantó colocarla aquí para que Uds. la conozcan. Bendícenos e intercede por nosotros Padre Mario. AMÉN

1 comentario:

  1. María del Carmen Di Feo21 de agosto de 2013, 2:43

    Muy interesante,siempre hay cosas que se desconocen.El Padre Mario es muy milagroso.Gracias Elsa por la publicación

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